La misión básica de todo líder es dirigir a un grupo
humano hacia las metas deseadas y propuestas. El líder necesita al grupo, así como el grupo necesita al líder, este
hecho da cuenta clara de que el liderazgo es un fenómeno social de
interrelaciones y de intercambios que se basa en las necesidades del
grupo, en su cultura; el estilo de los líderes que geste el grupo
debe encajar con la dinámica y las relaciones del mismo.
Esta relación dual líder-seguidores no sólo debe estudiarse como un
fenómeno social, también debe estudiarse como un fenómeno psicológico
donde los seguidores tienden a idealizar el poder de los líderes y
a poner en él sus expectativas, su autovaloración, Freud nos dice
que el grupo se identifica con el líder. Asimismo, es importante que el grupo sienta que el líder es
uno de ellos y por lo tanto los entiende, pero al mismo tiempo es
distinto de ellos, está mucho más allá de ellos, no tiene sus ataduras,
ni sus miedos, es capaz de emprender las grandes luchas que ellos
no.
La cultura en México, y los valores que ésta conlleva, profundamente
arraigados en el inconsciente, son fundamentales para la cohesión
social y la preservación moral, ayudan a la convivencia humana cotidiana;
éstos no pueden ser dejados a la entrada de la fábrica, de la oficina,
del despacho, son introducidos en estos espacios junto con las personas,
de ahí la importancia de ver su impacto en la organización. De igual forma se
identifica que la familia y la religión son elementos importantes
para la comprensión de lo mexicano.
De acuerdo con Espinoza (1994), la familia sigue siendo la base de la sociedad mexicana, tiene
prioridad aún sobre el trabajo, dentro de ésta al niño se le protege,
aprecia y ama, el tiempo recreativo normalmente lo pasa con toda la
familia reunida, visitándose o saliendo juntos. Por lo
anterior, la mayor parte de los niños siente seguridad emocional,
pero son muy dependientes del apoyo moral de la familia. Las jerarquías
dentro de la familia son muy marcadas y deben ser respetadas; los
roles que cumple cada miembro están bien definidos. Dado que crece
en estas circunstancias cuando ingresa a la escuela tiende a aceptar
la autoridad, acepta la rigidez del sistema, con un ánimo conformista.
Cuando este tipo de niños se convierten en ejecutivos parecen obsequiosos
para con su superior, aceptando las instrucciones sin cuestionar,
ya que no está acostumbrado a resolver problemas, ni a sentirse responsable,
porque su superior es la autoridad aceptada y su responsabilidad es
seguir las instrucciones. Además hay otro
elemento importante dentro del núcleo familiar que debe analizarse
y éste es que la madre, reproductora ideológica de la sociedad, tiende
a ser servil y busca el consejo y autoridad del marido en todo asunto;
así que sí la familia mexicana no está gestando líderes hombres mucho
menos gesta líderes mujeres, y aún más, crea trabajadores que tienden
a subestimar a la mujer ejecutiva, ya que el rol que a él le enseñaron
debe cumplir la mujer es el de madre, esposa e hija.
La familia es tan importante en el contexto mexicano que aún muchos puestos se siguen otorgando por contactos familiares, o personales,
los cuales se logran establecer, generalmente, a través de un familiar.
Otro elemento importante es la religión, ésta es enseñada al niño
a través de la madre. En México la religión católica es la más arraigada
y ésta es el resultado de una conversión masiva, forzada y acelerada donde subsiste el ritualismo
mágico, plagado de superstición, resignación y fatalismo, lo que llevó
a las masas a la obediencia y a la sumisión.
La religión provoca que el mexicano sienta que su vida está controlada
por un ser superior, de modo que con resignación acepta el éxito o
el fracaso, la felicidad o la tragedia, la riqueza o la pobreza. Hay que reconocer que dentro del mundo
empresarial mexicano se percibe a la religión como una fuerza positiva,
quizá por la docilidad que provoca en los trabajadores. De igual forma, lo que se considera ético verbalmente no siempre lo
es en la práctica. Por lo general, no se considera antiético el decir
medias verdades (o medias mentiras), o el no decir nada, para evitar
la confrontación; en general se piensa que la diplomacia y un enfoque
indirecto y discreto pueden ser más eficaces para la mayor comprensión
a largo plazo, que la verdad escueta y confrontación directa lo que dá como resultado que el discurso del líder no será directo. Las teorías de liderazgo
que proponen comunicación fluída y constante se enfrentan ante este
evidente hecho.
En el libro Cultura Gerencial, Kras hace una comparación
entre los gerentes mexicanos y los gerentes norteamericanos. Sobre
los ejecutivos mexicanos se nos dice que son muy sensibles; esta sensibilidad
a veces se malinterpreta como ser "muy delicado" pero en realidad
es una reacción emocional profunda ante situaciones que le impliquen
en lo personal. Por eso trata de evitar acciones que lo coloquen en
posición negativa o conflictiva. Su sensibilidad a veces se interpreta
también como complejo de inferioridad por su incapacidad para aceptar
situaciones donde pueda perder, o situaciones donde sea sometido a
la crítica. Eva Kras comenta que esta hipersensibilidad del mexicano
lo coloca en una situación particular, donde es evidente que el estilo
de liderazgo que surja de este grupo debe de atender prioritariamente
a las emociones del grupo y del líder.
Otra situación observada, es que el mexicano ve al trabajo como un deber, así que cuanto menos sea el número
de horas que se requiera, más atractivo resulta el puesto. Hay algo
más, como es inevitable el tener que trabajar, y ésta es una actividad
que llena la mayor parte del día, hay que hacerla más agradable introduciéndole
dosis considerables de convivencia. Las reuniones para festejar, los
cafés por las mañanas, los pasteles en los cumpleaños, son disfrutados
por todos los participantes, es una añoranza al tiempo de descanso
pasado con familiares y amigos. Los grupos de trabajo en México son
así y el líder debe de estar consciente de esto.
Finalmente, Kras nos dice que la lealtad del trabajador mexicano, históricamente,
se ha basado en la devoción a su patrón que era el propietario de
la empresa. Sobre él recaían la totalidad de la responsabilidad por
el bienestar del trabajador y su familia, tratárase de alimentos,
vestimenta, atención médica o inclusive consejos sobre problemas personales. Lo sugestivo del anterior análisis es que nos permite pensar que el
mexicano es un hombre de fuerte lealtad, pero al hombre, no a la organización;
lo cual nos habla de esa necesidad que tiene de encontrar líderes
en quienes creer, con los cuales identificarse.
Referencia:
Espinoza, E. (1994). Liderazgo y Valores Culturales en México. Departamento de Adminstración. Universidad Autónoma Metropolitana. Azcapotzalco. Recuperado el 5 de diciembre de 2014 del sitio: http://www.azc.uam.mx/publicaciones/gestion/num7/art12.htm
Busca que las personas puedan afrontar cada momento abiertamente y de forma espontánea sin la protección de una opinión, postura, actitud o expectativa formadas de antemano. Facilita la plenitud al potenciar al máximo los propios límites personales y las restricciones externas. Ubica al individuo en el aquí y el ahora.
viernes, 5 de diciembre de 2014
Aspectos de la cultura mexicana que afectan el liderazgo
Etiquetas:
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psicología organizacional en México
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